Bartolomé Ortíz el Viejo, candelero, vecino de Sevilla en la collación de San Salvador, arrienda a Beatriz Alvarez, vidriera, viuda de Pedro Fernández de Villalta, y a Pero Guillén, albañil, y a Catalina de Vargas Farfán, su mujer, vecinos de Sevilla en la collación de San Salvador, unas casas en la calle de la Pescadería Vieja, lindantes con el Monasterio de Santa Clara y con el mesón de los Peros, por tres mil maravedís y tres pares de gallinas a pagar por los tercios de cada año. Pasó ante Francisco Sánchez de Porras, escribano público de Sevilla.