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Ayuntamiento de Las Navas de la Concepción

  • ES.41262.AUT0046
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  • 1854

Los asentamientos de los primeros colonos propiciaron la fundación de la aldea de 'Las Navas', que en el año 1557 y con la autorización de Felipe II se constituye como municipio dependiente de Constantina hasta 1854, con cuyo término municipal limita en casi toda su extensión. El nombre actual de Las Navas de la Concepción se debe a los monjes que construyeron en la zona el monasterio de San Antonio del Valle de Galleguillos, destruido en parte por las tropas napoleónicas. Desapareció definitivamente con la desamortización. Hacia 1600, los monjes de la Orden de San Basilio levantaron cuatro monasterios en Sierra Morena, de los cuales el más importante era el de la zona de Las Navas. Los monjes, para atender sus necesidades, pusieron en explotación las extensas posesiones del monasterio, para lo cual contrataron obreros y ganaderos de los pueblos limítrofes. Debido a que sus reglas los obligaban al aislamiento absoluto de todo contacto social, los monjes eligieron el lugar donde iban a vivir los trabajadores del Monasterio a dos kilómetros del mismo, en una zona desde donde no se tenía visibilidad del edificio. Años más tarde, este lugar se convertiría en lo que hoy es Las Navas de la Concepción. Según las investigaciones de Antonio López, aunque el verdadero desarrollo de Las Navas se debe a la instalación del Monasterio, también cabe mencionar que ya en el mismo año de construcción del convento, el rey Felipe II autorizó que se constituyera Las Navas como municipio independiente, aunque no se llevó a cabo hasta varios siglos después, concretamente en 1854, por una Real Orden de Isabel II. En el momento de su separación de Constantina contaba el pueblo con unos 1500 vecinos que pasaron a ser propietarios de las tierras que habitaban por el hecho de haberlas trabajado durante una serie de años.

Ayuntamiento de Salteras

  • ES.41285.AUT000001
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  • 1834

En tiempos de la invasión y dominación musulmana, no pasó de ser una alquería árabe, como otros muchos pueblos del Aljarafe, que fue engrosándose con nuevos caseríos hasta formar la villa. Tras la conquista cristiana por Fernando III a mediados del siglo XIII y el consiguiente repartimiento del lugar entre la corte y huestes conquistadoras, la aldea empieza a ser conocida como Salteras, y su término pertenecería, en su mayor parte, al cabildo municipal hispalense. En 1443 es considerada 'calle, guarda y collación de Sevilla', según privilegio otorgado por el rey Juan II (1405-1454), concediéndole fueros y franquicias propias.En el siglo XVII, fue repoblada por Juan Federigui, caballero sevillano que adquirió este lugar.En el año 1641, Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, compra la villa, convirtiéndose en señor de Salteras. Posteriomente pertenecerá a la Casa de Alba. La Constitución de 1812 pone fin al sistema concejil y da paso al Ayuntamiento Constitucional, aunque este cambio no será efectivo hasta la proclamación del Estatuto Real de 1834, tras el breve paréntesis iniciado en 1820 con el pronunciamiento de Riego. En el nuevo sistema, el único alcalde es elegido mediante sufragio directo y restringido.

Arzobispado de Sevilla

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  • Siglo I d.c./

El origen de la diócesis se remonta a la Sede Apostólica de la época romana, alrededor del siglo I. San Geroncio, obispo de Itálica, predicó en la Bética durante los tiempos apostólicos. Un obispo de Sevilla, Sabino, figura como asistente al Consejo de Illiberis del año 287. Zenón (472-486) fue nombrado vicario apostólico por el papa Simplicio, y el papa Hormisdas dio el mismo cargo al obispo Salustio en las provincias de Bética y Lusitania. Ocuparían la sede san Leandro, famoso por su contribución a las conversiones de San Hermenegildo y Recaredo , así como por presidir el III Concilio de Toledo en el 589., y su hermano san Isidoro, que a su vez presidió el IV Concilio de Toledo y destacó como intelectual como autor de, entre otras destacadas obras, las "etimologías". En el Códice Emilianense de El Escorial se contiene una relación de los obispos de Sevilla, Toledo y Elvira.

(Disponible en: https://www.archisevilla.org/archidiocesis/historia-de-la-iglesia-en-sevilla/ [Consulta de 2020/07/02])

Tras la conquista de Sevilla por Fernando III en 1248, una figura relevante de esta etapa es Don Remondo, en cuyo haber conviene cargar la restauración de la Iglesia local, instauración del Cabildo Catedral y aparición de lo que se empieza a conocer como cofradías y hospitales.

Las primeras diócesis americanas fueron creadas bajo la jurisdicción de la archidiócesis de Sevilla hasta la conversión en archidiócesis de las Santo Domingo, México y Lima en 1546.

La diócesis de Huelva no se formó hasta 1953 por una bula de Pío XII y la de Jerez en 1980. Actualmente los límites de la diócesis coinciden con los de la provincia de Sevilla

(Vid. Institución Colombina. Archivo Arzobsipal. GONZÁLEZ FERRÍN, Maria Isabel. "Archivo General del Arzobispado de Sevilla" (Disponible en: http://www.icolombina.es/archivo/index.htm [Consulta de 2020/07/02])

Secretaría General de la Diputación de Sevilla

  • ES41063AUT00013
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  • 1812-

Su figura, cuyo antecedente se encuentra en los secretarios o escribanos de los concejos municipales, aparece ya en el texto de la Constitución de Cádiz de 1812 (art. 333) como un cargo libre designación, más precisamente regulado en el decreto de 23 de junio de 1813 Instrucción para el gobierno económico-político de las provincias” (art. XXI) o la Ley de 29 de agosto de 1882 (Gaceta de Madrid de 1-09-1882).

Aurelio Gómez Millán, Arquitecto

  • ES.41063.ADPSE.AUT0021
  • Person

Aurelio Gómez Millán (Sevilla, 2 de julio de 1898 - Sevilla, 28 de abril de 1991), era hijo del también arquitecto José Gómez Otero, origen de una destacada saga de arquitectos sevillanos con sus hijos Aurelio, José y Antonio. Aurelio emparentó con el famoso arquitecto Aníbal González al casarse éste con una de sus hermanas. Además, entre sus ocho hijos hubo otros dos arquitectos. El padre, Gómez Otero, fue desde 1875 hasta su jubilación en 1920, arquitecto titular de los Reales Alcázares de Sevilla, destacando por obras como la de la casa del Conde de Aguiar, en la Puerta de Jerez (1891), realizada en colaboración con José Espiau y Muñoz. Aurelio Gómez Millán, al igual que sus dos hermanos, cursó el bachillerato en el Colegio de San Ramón, para estudiar después en la Escuela de Arquitectura de Madrid, titulándose Aurelio, el menor de ellos, en 1922. La impresión que le produjo la arquitectura italiana en su viaje por Roma, Venecia, Florencia y Milán marcó su faceta historicista. Su actividad profesional se incia coincidiendo con la dictadura de Primo de Rivera, los preparativos de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 y con el consiguiente desarrollo y cambios que experimentó la construcción en la ciudad, dominada por la corriente regionalista del momento, basada en un renacer del historicismo ante la llegada, algunos años antes del movimiento arquitectónico modernoEl crecimiento de Sevilla y las nuevas necesidades de vivienda dieron origen a nuevos núcleos de población, que seguirían desarrollándose a lo largo de los años treinta y que provoacron una preocupación por proteger el perfil constructivo característico de la Sevilla clásica. Por esa época sus hermanos José y Antonio llevaban ya veinte y quince años respectivamente en pleno ejercicio y su cuñado Aníbal González, era el arquitecto-jefe de la Exposición lberoamericana. José, el mayor, era también por entonces presidente del Ateneo y entre sus obras destacan la casa unifamiliar en Marqués de Paradas, 47 (1912-1914), el Hospital Victoria Eugenia de la Cruz Roja (1923-1924), la Escuela de Estudios Hispanoamericanos y el Colegio Mayor Hernando Colón (1948). Fue coautor del edificio regionalista del teatro Reina Mercedes (Coliseo España), construido entre 1925/1930 conjuntamente con su hermano Aurelio. De ambos hermanos es el edificio de esquina de la plaza Puerta de Jerez-Almirante Lobo (1928-1931). Diseñó la esquina formada por las calles Sierpes y Jovellanos, para 'Almacenes El Aguila'.Antonio fué arquitecto titular de la Diputación desde 1912 hasta 1930, realizando allí una de sus obras más importantes, la Casa de Niños Expósitos en la Huerta de San Jorge. También ejerció como profesional libre, actividad en la que destacó por la restauración del teatro romano de Mérida y otras obras de conservación del patrimonio nacional. En Sevilla proyectó medio centenar de edificios regionalistas.Las primeras obras de Aurelio Gómez Millán, como la Colonia de Periodistas de Sán Bernardo (1923) y el teatro-cine Coliseo España (1924-1931) tuvieron una gran difusión. Colaboró con su cuñado, Anibal González, en el proyecto de la Plaza de España para la Exposición Iberoaméricana, muestra para la que también organizó una exposición de aceites en el palacio de Bellas Artes (hoy Museo Arqueológico) y un congreso médico en el pabellón Mudéjar. Proyectó también los pabellones para las empresas Domecq y Cruz del Campo y Osborne (1928).Entre sus obras destaca el edificio del antiguo teatro Reina Mercedes en la Avenida de la Constitución (el hoy conocido como Coliseo España), realizado entre los años 1925 y 1930 conjuntamente con su hermano José. Otra de sus obras más conocidas en la ampliación de la basílica del Patrocinio, proyectada en el año 1946. Aurelio Gómez Millán dejó en la ciudad de Sevilla más de cuarenta obras de su característico estilo regionalista.Entre las distinciones recibidas a lo largo de su carrera figuran las concedidas por el Jurado de Recompensas de la Exposición lberoamericana (Medalla de Oro, por el pabellón de la Cruz del Campo y un Diploma de Honor por el de Domecq), Medalla de Oro de la Hermandad de El Cachorro (año 1976), Medalla de Oro de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría (1985), institución de la que fue miembro numerario.

Ayuntamiento de Coripe

  • ES.41227.AUT0023
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  • 1800

Los orígenes de esta población se retrotraen a épocas prerromanas, cuando los túrdulos se asentaron en los contornos para fundar la genuina Irippo, allá por los siglos VI y IV antes de Cristo. La heredera de los tartesios se romanizó y alteró su nomenclatura para quedar como Cirippo, tal y como informa el analista Plinio en sus crónicas hispánicas. El vacío visigodo dejó paso al esplendor de los moros, que se afincaron también en Coripe por su estratégica posición fronteriza. Al ser parte de la línea divisoria entre los territorios invadidos por Castilla y el Reino de Granada, los árabes decidieron edificar una torre defensiva que data de los siglo IX al XI y de la que sólo se guardan partes de los cimientos y una estela funeraria. Llega la Reconquista y posteriormente la revuelta de los mudéjares, que una vez sofocada en 1264 aconsejó al monarca Alfonso X confiar la custodia de estas tierras a la Orden Militar de Alcántara. Hubo intentos de separación con respecto a Morón de la Frontera a petición de los vecinos, aunque los gastos municipales desaconsejaron esta medida y siguió como aldea de la anterior hasta finales de del siglo XIX, en que se constituyó el ayuntamiento independiente. El título de villa le fue otorgado el 26 de abril de 1894.

Ayuntamiento de Aznalcázar

  • ES.41206.AUT000001
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  • 1813

El origen del municipio se encuentra en el repartimiento de Sevilla de 1253, por el cual el rey Alfonso X dona al cabildo de la Iglesia catedral de Sevilla, entre otras tierras del Aljarafe sevillano, la villa de "Faznalcázar".
La Constitución de 1812 pone fin al sistema concejil y da paso al Ayuntamiento Constitucional, aunque este cambio no será efectivo hasta la proclamación del Estatuto Real de 1834, tras el breve paréntesis iniciado en 1820 con el Pronunciamiento de Riego. En el nuevo sistema, el único alcalde es elegido mediante sufragio directo y restringido.
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Hospital del Amor de Dios

  • ES.41063.ADPSE.AUT0004
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  • 1534/1840

Aunque se conoce que fue fundado por una cofradía, se desconoce la fecha y la identidad de la misma. Su finalidad era la atención e enfermos de calenturas, opilaciones y cámaras. Tenía accesos a las calles Puerco y Pellejería (actuales calles Trajano y Amor de Dios). Con la reducción de hospitales por el cardenal Rodrigo de Castro y Osorio en 1587, se agregaron a éste hospital y al del Espíritu Santo los más de 100 que existían en la ciudad en aquella fecha.

Al del Amor de Dios se le adjudicaron los inmuebles y rentas de 38 de los hospitales reducidos, que se emplearon en la construcción del nuevo edificio terminado treinta años después. El nuevo hospital se destinó a la curación de "toda clase de males agudos, crónicos, epidémicos y estacionales" y también, durante el siglo XVIII, calenturas "tercianas".

Se regía por unas constituciones que no se han conservado, las cuales establecían el patronazgo de los arzobispos de Sevilla. Éstos nombraban, a través de una junta de gobierno, al administrador, de condición eclesiástica, que regía el centro, a un cura segundo, un contador, un veredero, un médico y un cirujano, Había además, nombrados por el administrador, un padre auxiliar, botiller, agente de negocio, un abogado procurador, veedor de obras, maestro de obras, sacristán, boticarios, enfermeros, cocineros y otro personal de los distintos oficios más necesarios para la marcha y mantenimiento del hospital.

El edificio contaba con una capacidad bastante considerable y se considera que fue uno de los hospitales sevillanos que mejor funcionaron en la edad moderna. Contó con médicos de prestigio (los doctores Fernando de Valdés, Saavedra, Pedro Morales...) imbuidos de las corrientes innovadoras que dieron lugar en 1700 a la Regia Sociedad Sevillana de Medicina, Cirugía y Ciencias Naturales.

Hospital de San Hermenegildo

  • ES.41063.ADPSE.AUT0002
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  • 1455/1845

El Hospital de San Hermenegildo, más conocido como "del Cardenal" o "de los Heridos", fue fundado en 1455 por Juan de Cervantes y Bocanegra, cardenal obispo de Ostia y Velletri y, a partir de 1446, de la archidiócesis de Sevilla . El cardenal se había destacado por el impulso dado a las obras de la catedral sevillana, en cuya capilla de san Hermenegildo sería sepultado en un magnífico sepulcro obra de Lorenzo Mercadante de Bretaña.

El hospital se estableció en el centro de la ciudad de Sevilla, junto a la plaza de san Leandro, en un edificio de la calle Cuerno (luego, sucesivamente denominada como, San Miguel, Ángel, del Cardenal, en 1845, en memoria de su fundador y en 1900 del Cardenal Cervantes), donde actualmente se abre la calle Ignacio Carrión Mejías, tras el derribo del edificio en 1950.

El hospital estaba bajo jurisdicción pontifícia, al igual que ocurría con el de las Cinco LLagas, con el que compartía incluso parte de su personal, como clérigos, médicos o sirvientes.

Durante el siglo XVI , se convirtió en el hospital más importante de la ciudad, para pasar luego a ser, a comienzos del siglo XVII, un gran centro de atención quirúrgica .

El cirujano mayor del hospital, Bartolomé Hidalgo de Agüero (1527-1597), fue figura destacada de la cirugía y urología española del Renacimiento durante el último tercio del siglo XVI. Natural de Sevilla, estudió en su Universidad en la que alcanzó el grado de doctor y en la que desempeñó una cátedra de Cirugía; ejerció como cirujano en el Hospital y toda su vida transcurrió en su ciudad natal. Fue el pionero en cerrar las heridas con un nuevo método, que consistía en no dilatarlas sino en cerrarlas uniendo los bordes y ponerlas a cubierto del contacto con el aire para lograr la cicatrización, con lo que logró espectaculares resultados para la época, de ahí que el hospital fuera rebautizado como Hospital de los Heridos.

El hospital llegó a contar con botica propia, como en los centros hospitalarios actuales, lo que también fue revolucionario para la época.

Como consecuencia de la peste de 1649 decayó y su importancia y el nivel de atención sanitaria que había mantenido hasta entonces. Fué incorporado al Hospital Central con la reunificación de hospitales de 1837.

Casa Cuna

  • ES.41063.ADPSE.AUT0009
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  • 1558/1973.1984

En 1558 se crea en Sevilla, convocada en la Santa Iglesia Mayor, la Hermandad del Patriarca San José y de Nuestra Señora del Amparo. Sus fundadores fueron el arzobispo de Sevilla Fernando Valdés y el vicario general Juan de Obando, con la finalidad de recoger a los recién nacidos abandonados en la ciudad. En 1590, al unirse la hermandad a la Cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús, establecida en el convento de San Pablo, pasaría a ser regida por el Cabildo de la Catedral. En 1627, por iniciativa del cardenal Diego de Guzmán, se realizaron grandes reformas en su funcionamiento. La congregación primitiva se transforma en una junta, de la que formaban personalidades eclesiásticas y civiles, instituyéndose como protectores y presidentes de la misma a quien estuviese al frente de la diócesis. La nueva junta proporcionó una casas en la calle Federico de Castro, aunque el centro ocuparía distintas sedes hasta que se ubicó en la calle Cuna. Los niños eran depositados en el "torno", entregados "en mano" o bien, cuando se habían recogido en pueblos o en hospitales, trasladados desde ellos con su certificado de bautismo.

Durante los siglos XVIII y comienzos del XIX la institución atravesó momentos de gran precariedad, pero en este siglo la asistencia a los necesitados se seculariza pasando a la Junta Municipal de Beneficencia. En este nuevo contexto desparecía en 1837 la junta de doce vocales, sustituida el 8 de abril de 1838 por una Junta de Señoras Protectoras Conservadoras de los niños expósitos, fundada por el gobernador Serafín Estébanez Calderón con la Diputación, el Ayuntamiento y la Junta Municipal de Beneficencia. Esta junta de señoras estaba integrada por un grupo nobiliario, que procuraba recursos para mejorar y organizar la casa. Posteriormente se atribuyó a la Junta Provincial de Beneficencia la administración de la casa y se dejó a la sociedad de señoras la misión protectora de los niños expósitos y de la fundación. Así pues, aquéllas cuidaban de que las nodrizas lactaran a los niños por sí mismas, aconsejaban sobre la higiene de los niños y problemas de lactancia. Desde diciembre de 1838 se hacen cargo del régimen interno del establecimiento una primera fundación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl compuesta por cinco hermanas siendo su superiora sor Francisca Ustariez. Una real orden de 3 de abril de 1846 prevee la creación de "hijuelas" dependientes de la casa provincial y otra de 1848, circular de 3 de abril, establecía la Casa de Expósitos como centro benéfico provincial junto al Hospital de San Lázaro y el Hospicio y por la Ley de Beneficencia de 20 de junio de 1849 y su reglamento de 14 de mayo de 1852 se crearon las hijuelas en las cabezas de los partidos judiciales de Utrera, Carmona, Écija, Morón, Cazalla y Osuna. La referida ley de 1849 privaba a las señoras de la mayor parte de sus atribuciones, quedando como la mas importante el cuidado de los niños externos que las señoras nombradas al efecto seguirían atendiendo por parroquias. Por real decreto de 6 de julio de 1853 se instituyó al frente de la casa central una junta administrativa nombrada por la Diputación Provincial, compuesta por un director, un secretario contador y un depositario. Los expresados cargos eran desempeñados gratuitamente por personas caritativas y de buena posición social. El director sería el jefe del establecimiento y el supervisor de la sociedad de señoras. Desde 1855 con la ley de desamortización de ese año y hasta 1859 se pusieron en venta las fincas que poseía la Casa de Expósitos tanto en Sevilla como en los pueblos.

El decreto de 17 de septiembre de 1868 suprime las juntas de beneficencia y la Ley Provincial de 20 de agosto de 1870 reasume las competencias de beneficencia a favor de las diputaciones provinciales, pasando a depender la Casa de Expósitos de la Diputación Provincial de Sevilla. El servicio del establecimiento siguió confiado a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Asimismo formaban parte del personal las nodrizas internas, las amas externas de lactancia y las externas de destete. Desde 1886 la Diputación Provincial se encargaría de la administración directa de los establecimientos benéficos. Las antiguas juntas encargadas del gobierno de las instituciones continuarían, pero sólo con el carácter de juntas directivas. El presidente y vicepresidente de la junta de gobierno habrían de ser diputados provinciales. El personal de oficinas quedaba refundido con el de la secretaría de la Diputación. La casa acogería a niños abandonados, hijos de madres solteras, de casadas fruto de relación extramatrimonial, de viudas pobres, de viudos con hijos recién nacidos, de matrimonios sin recursos, madres sin suficiente leche para criar o que por necesidades de trabajo no pudieran atenderles. Los niños expósitos eran asistidos en la casa central y en sus seis hijuelas desde el día de su ingreso hasta que cumplían la edad de seis años, que pasaban al Hospicio. En 1913 la Junta de Señoras Protectoras y Conservadoras de Niños Expósitos de Sevilla promueve la construcción de un nuevo edificio en unos terrenos de la Huerta de San Jorge, cedidos a tal efecto en tal año por su presidenta Regla Manjón Mergelina, condesa de Lebrija, en los que el arquitecto Antonio Gómez Millán contruirá en 1914 un magnífico ejemplo del estilo regionalista. A la bendición de la capilla en 1924 asistieron el rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. Hay que destacar el impulso del pediatra José González-Meneses Jiménez, director de la casa en 1919. Desde 1938 hasta 1989 la congregación responsable y encargada del cuidado de esta residencia eran las Hermanas de la Caridad.

Entre los años 1971 a 1987, impulsada por su director, el pediatra Ignacio Gómez de Terreros, la actividad del centro se orienta prioritariamente a la promoción de las adopciones. La institución terminará desapareciendo como tal en 1987 y siendo sustituida por la labor de los Servicios de Atención a la Infancia de la Diputación Provincial en colaboración con la Junta de Andalucía. El edificio que fuera su sede fue cedido en mayo de 1990 por la Diputación de Sevilla a la Fundación San Telmo, institución independiente sin ánimo de lucro para el desarrollo económico y empresarial del sur de España.

Hospital de Nuestra Señora del Buen Suceso

  • ES.41063.ADPSE.AUT0011
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  • 1609/1850

Su origen se debe a la congregación de los obregones (Mínima Congregación de Hermanos Enfermeros Pobres, fundada en Madrid en 1567), que en 1635 solicita al Concejo de Sevilla licencia, concedida por éste en 1637, para la fundación de un hospital en el que recoger a los enfermos pobres dados de alta en otros hospitales. Para contribuir a su sostenimiento se le unió, al fundarse, la cofradía de Nuestra Señora del Buen Suceso, estableciéndose el hospital en la en la Plaza del Buen Suceso, collación de San Pedro, y quedando bajo jurisdicción pontificia a través de los prelados de Sevilla. La exclaustración de religiosos de 1835 afectó a la congregación de los obregones, incautándose el edificio para destinarse a viviendas

Hospital del Cristo de los Dolores

  • ES.41063.ADPSE.AUT0005
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  • 1666/1854

Su creación se debe a la religiosa franciscana sor Beatriz Jerónima de la Concepción quien, tras llegar a Sevilla en enero de 1666 y caer enferma, trató de conseguir un albergue en el que acogerse con otras mujeres desvalidas. El respaldo por parte de la superiora de la orden, sor Marta de Jesús Carrillo, llevó a la idea de fundar un auténtico hospital que estaría destinado a asistir a mujeres impedidas en cama o ciegas.

Tras conseguir una casa en la calle Venera de Sevilla (hoy calle Jose Gestoso), así como tres camas y un cuadro que representaba a Cristo resucitado, san Francisco y santa Teresa (donaciones de la señora Ana Trujillo) y que Melchor de Escuda, obispo de Bizerta, les concediera una limosna de 50 reales, se creó la institución con el nombre de Hospital del Santísimo Cristo de los Dolores o del Buen Pastor.

Tres años después, la misma señora Trujillo compró para el hospital un edificio en el centro de Sevilla, la plaza del Pozo Santo, donde se alojaría desde entonces hasta nuestros días.

Fallecida la madre Beatriz, sería Marta de Jesús quien completara la fundación formando la comunidad de religiosas, trazando sus reglas, que fueron aprobadas por el arzobispo Espínola, y concluyendo la instalación de las enfermerías e iglesia. Esta fue abierta a los fieles el 18 de enero de 1682 y bendecida el 4 de febrero de 1686 por el prelado Jaime de Palafox y Cardona.

La real orden de 1848, circular de 3 de abril, estableció como establecimientos provinciales el Hospital de las Cinco Llagas y el del Pozo Santo. A pesar de esto, la incorporación a la administración provincial de ambos hospitales no se produciría hasta años más tarde (16 de febrero de 1854, por real orden de 9 de diciembre de 1853), en el que lo harían junto con el de San Lázaro.

Los duques de Montpensier contribuyeron también al mejoramiento del hospital, a menudo visitado por la infanta María Luisa Fernanda y sus hijos para ayudar a las religiosas en el cuidado de las enfermas.

Las religiosas de la orden Tercera de san Francisco estaban a cargo del gobierno del hospital, que sostenía a un médico, practicante, capellán y sacristán.

A partir de 1886, el personal administrativo del centro se fusiona con el de la secretaría de la Diputación Provincial de Sevilla.

Hospital de San Cosme y San Damián y Real de Nuestra Señora del Pilar

  • ES.41063.ADPSE.AUT0007
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  • 1322/1851
  1. Hospital de los Inocentes:
    Su origen se remonta, según Collantes de Terán, a los días de la conquista de Sevilla por Fernando III, aunque otros estudios indican que se debe, en 1436, a Marcos Sánchez de Contreras, quien aparece como su administrador en la bula de Inocencio VIII de 1488 que aprueba su fundación. Ya en 1471 había obtenido un privilegio de Enrique IV. Estaba situado en un edificio de la calle Real, en la collación de San Marcos, lindando con el llamado "callejón de los locos" y con unos locales anejos al noviciado de los jesuítas de la iglesia de San Luís. Sin embargo, los datos sobre su funcionamiento real no aparecen hasta bien entrado el s. XVII, cuando hay noticias sobre su decadencia y estado de abandono. A finales de este siglo se reedifica el edificio y en 1696 se finaliza la obra de la iglesia. Carlos II aprueba sus constituciones en 1700 confiriéndole su patronato real. En 1794 se le agrega el Hospital Real de Nuestra Señora del Pilar.

Las necesidades de espacio llevaron a diversas ampliaciones que se realizaron hasta principios del s. XIX, pero desde entonces todas las noticias hablan de un estado calamitoso de las instalaciones, falta de recursos y amenazas de ruina. Con la centralización de los hospitales en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas en 1837 se incorpora a éste el Hospital de los Inocentes, concluyendo su trasvase en el año de 1841. El edificio de la collación de San Marcos pasaría a ser utilizado como sede del nuevo hospicio.

  1. Hospital Real de Nuestra Señora del Pilar: Aunque la creación del hospital está vinculada a la cofradía de Nuestra Señora del Pilar, fundada por el rey Alfonso X, aquella no se produciría hasta, probablemente, el año de 1317, coincidiendo con la estancia en Sevilla del infante don Pedro, regente de Alfonso XI, quien a petición de la cofradía asignó un solar próximo al Alcázar para su establecimiento.

Su objetivo era atender a los peregrinos enfermos que acudían a Sevilla a visitar una imagen de la virgen del Pilar que había sido llevada a la ciudad por los aragoneses participantes en su conquista y repoblación junto a Fernando III y Alfonso X.

El ingreso de la familia real en la cofradía atrajo a ella a muchos nobles que contribuyeron a su sostenimiento y la llevaron a un periodo de apogeo a mediados del s. XIV en el que la cofradía podía sostener permanentemente dos galeras para protección de las costas, sufragar el rescate de cristianos cautivos y atender a muchos enfermos en el hospital.

En el siglo XV decaen de las peregrinaciones, disminuye el interés de la corona y se llega a una situación de abandono en al que el hospital se convierte en un asilo de mutilados de guerra. Pero en 1475 los Reyes Católicos imponen al Concejo de Sevilla la aportación anual al hospital de 96.250 mrs. y 1000 varas de sayal con cargo a la alcabala del pan y las tasas del pescado exportado. Desde 1491 los reyes vuelven a hacer concesiones la hospital, entre ellas un corral del Alcázar contiguo al hospital. Así, a principios del s. XVI el hospital entró en una fase de reforma y ampliación apoyada por nuevas concesiones reales.

A pesar de todo, y a diferencia de otros establecimientos bajo patronato real, el hospital disponía de escasos bienes rústicos, aunque sí con un número de casas en la ciudad y extramuros que, junto con las rentas concedidas, le aportaron una cierta holgura económica, disminuyendo su dependencia de la obtención de limosnas o donaciones testamentarias, con lo que pudo mantener una prestación de servicios relativamente amplia y estable.

Las ordenanzas aprobadas por los Reyes Católicos en la real provisión de 27 de agosto de 1500 fijan el número de enfermos en trece, dando prioridad a los heridos o mutilados en actos de servicio a la corona, después a los enfermos de la Cofradía del Pilar, y en último lugar al resto de necesitados, descartando a mujeres, pícaros y enfermos contagiosos. También aluden a la existencia de un físico y un boticario, que se incrementan en las ordenanzas de 1526 (real provisión del rey Carlos I de 19 de octubre) con un médico, un cirujano y un barbero ayudados por dos "hospitaleros", un casero y unos oficiales.

La administración del hospital quedaba encomendada en ambas ordenanzas a la cofradía de Nuestra Señora del Pilar, para lo que anualmente elegiría entre sus miembros a un mayordomo o limosnero, aunque más adelante, ante ciertas denuncias por la mala administración, los reyes nombraron supervisores de los bienes y las cuentas del hospital a los priores del convento de San Pablo y a los alcaides del Alcázar, aunque la persistencia de las irregularidades llevaría a la aprobación por Carlos I de nuevas ordenanzas en 1526.

En 1794 se agrega al Hospital Real de los Inocentes, al que se adjudica la casa

Junta Provincial del Censo Electoral

  • ES.41063.ADPSE.AUT0015
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  • 1834/1974

Las juntas provinciales del censo electoral, órganos independientes de las diputaciones, eran responsables de la gestión y ejecución de los procesos electorales. Por una real orden de 1908 se asignó a las diputaciones su dotación con recursos materiales y humanos, así como la impresión y publicación de los censos electorales y las funciones de Secretaría, que serían ejercidas por los secretarios de las diputaciones. El censo electoral se publicaba en el Boletín Oficial de la Provincia.

Las diputaciones mantenían vinculaciones funcionales y orgánicas con los procesos electorales y su papel como superiores jerárquicos de los ayuntamientos incluyó, hasta 1924, la competencia de control y resolución de reclamaciones o quejas en relación a los electores, electos, concejales, etc de los municipios de la provincia por parte de las comisiones provinciales.

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